Hace unos años Nicom Lai visitó una exposición de robótica en Japón. Desde entonces el sueño de este inventor de Hong-Kong fue el de construir uno a su imagen y semejanza. Así nació M1. "Sí. Claro que creo que se parece a mí ya que imprimí mi rostro en un molde" reconoce Nicom Lai. "Aunque, claro, en el tiempo de fabricación mi peso ha sido cambiado. Hace un año estaba más delgado", añadió. Kilo arriba o abajo, su parecido con el original es tal, que incluso su propio hijo tiene dificultades para distinguir al verdadero padre del mecánico. Contento con el resultado, Nicom decidió crear a F1, su versión femenina.Lo más innovador es que Nicom dirige sus robots a través de un teléfono móvil. Sus bocas, sus extremidades, se mueven a través de una simple llamada telefónica. Según su creador y su equipo este es el germen de una nueva generación de 'humanoides' que será muy útil en un futuro no muy lejano."Al principio podrán ocuparse de trabajos sencillos, como limpiar o cuidar niños"Su precio oscila entre los 10.000 y los 20.000 euros, y a pesar de la pasión que estos artilugios levantan en algunos, hay otros muchos a quienes le aterroriza la idea de que un niño confunda a su padre con un conjunto falso que solo se trate de metal y tornillos.
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